Mi nombre es Keila y actualmente sirvo en Estrategias Digitales en Cru México u quiero compartir contigo este testimonio de provisión. En 2019, mientras era estudiante en la universidad, Dios comenzó a poner un deseo en mi corazón de ir a Suecia de misiones. Nunca había salido de México, pero tenía un peso tan grande en mi corazón por las personas allá. El tema de las finanzas para ir a uno de los países más caros de Europa me preocupaba, así que comencé a orar desde ese momento para que Dios me llevara si era su voluntad.
En 2020 llegó la pandemia y, por obvias razones, no salí de México, pero pude hacer mi tesis sobre los refugiados en Suecia, lo que aumentó mi anhelo de ir a ese país. En 2021 terminé la universidad, y con más tiempo disponible, un amigo comenzó a enseñarme sueco. No sabía cuándo iría a Suecia, solamente sabía que algún día Dios me llevaría, así que me prepararía y aprendería el idioma por fe.
En marzo de este año (2023), ese peso en mi corazón fue aún más fuerte, no podía hacer caso omiso. Comencé a orar y pedir a Dios que me permitiera ir de misiones ese año, ¿cómo? No sabía, ni siquiera tenía finanzas para eso. Pero estaba confiando en Él. Un par de días más tarde, un amigo encontró la oportunidad de servir en misiones con estudiantes y refugiados en Suecia, un proyecto de parte de Cru, así que los contacté.
Mientras esperaba su respuesta, uno de mis socios ministeriales (es decir, una persona que me apoya financieramente al ser misionera) hizo una donación especial diciendo lo siguiente: “Dios nos ha bendecido financieramente, así que nos gustaría bendecirte” junto a una donación de aproximadamente $20,000 MXN. ¡Gloria a Dios! Estaba comenzando a proveer.
Después de estar en contacto con el equipo del proyecto, comencé a levantar finanzas (esto consiste en invitar a personas a apoyar financieramente para cubrir los gastos de algún proyecto o evento misionero). La cantidad debía cubrir mis gastos de transporte, hospedaje, alimentación, y cosas que fueran surgiendo. Tenía 2 meses antes de que comenzara el proyecto. Gracias a Dios pude comprar mi boleto de avión con el dinero que había recibido de esa donación especial. Así que ya faltaba menos. El proceso fue un sube y baja. No voy a decir que todas las personas a quienes invitaba a apoyarme decían que sí, algunos querían pero financieramente no podían, y aunque yo sabía que Dios estaba en control y que en última instancia era Él la fuente de provisión, había momentos en los que me preocupaba no lograr levantarlas.
En esos momentos de duda, era completamente honesta con Dios sobre cómo me sentía, hablaba con amigos al respecto, me animaban y me aferraba a sus promesas de provisión en la biblia, como Filipenses 4:16, “Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús”. También estaba estudiando Éxodo y me animaba mucho ver el carácter protector y proveedor de Dios, y leer cómo el pueblo salió con las manos llenas porque Dios proveyó a través de Egipcios (Éxodo 3:21, “Además haré que los egipcios los miren con agrado. Les darán obsequios cuando salgan, de modo que no se irán con las manos vacías”). Hubo una mujer que quiso darme $100 MXN, ella pensó que no era mucho, pero con ese dinero compré ingredientes y comencé a hornear galletas y venderlas, Dios lo multiplicó. Lo que me hizo pensar en la viuda de Sarepta (1 Reyes 17:8-24). También me animaba mucho cuando personas que no conocía tanto, o para nada, decidían apoyarme.
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Faltando 1 semana para el proyecto, me faltaban $1000 MXN. Estaba completamente segura de que Dios seguiría proveyendo. Y lo hizo. Pero de la forma más inesperada. A 5 días del viaje, me llegó una notificación de que alguien me había hecho una donación de $4000 MXN. ¡Eso era más de lo que necesitaba! Si eso me sorprendió, el nombre de la persona que hizo la donación me sorprendió aún más. Se trataba de un ex compañero de la preparatoria a quien no había visto en 6 años, con quien había perdido comunicación hacía 2 años y que además era ateo. Al parecer había visto una publicación mía en Facebook hablando sobre el proyecto misionero y dijo que simplemente quiso donar. Eso es algo que solamente Dios pudo haber hecho.
Y así, Dios me llevó a Suecia, este es mi testimonio de provisión. Proveyendo para estar por 4 semanas en uno de los países más caros de Europa. Porque eso no dependía de mí, de mis finanzas o de mis propios esfuerzos, sino de Él, de su provisión, y de su respuesta a mi oración 4 años atrás.
Recuerda que tenemos más recursos en Crecer y Equipar en Cru.org
Ya sea que tengas un anhelo en tu corazón de hacer misiones en tu país o en otro, estés ya en proceso de levantar finanzas, o tengas que levantar fondos para un evento especial, quiero animarte y decirte que Dios es quien provee. Vicky Romero una vez me dijo que no se trata de nuestro presupuesto, sino del de Dios. Y eso es cierto. O si alguien te ha invitado a apoyarlo financieramente para alguna misión, quiero decirte que ninguna cantidad es tan “pequeña” como para no ser de bendición. Incluso esos $10 MXN sirven para tomar el transporte y llegar a alguna reunión misional, discipulado, etc. Te animo a ser intencional, a estar atento y ser obediente a lo que Dios te está llamando a hacer.
“Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”.
Mateo 28:19-20